Ha comenzado la sesión de hoy con el alegato expuesto por el ministerio fiscal, un discurso cargado de lógica y evidencias demostradas, la pobre Ana quedó el día 19 de febrero de 2008 para cenar con M. Ángeles Molina Fernández, varios testigos lo han declarado, una vez en el apartamento de la calle Camprodón, la acusada duerme a la víctima con una sustancia desconocida, ha sido el único dato periférico que no se ha podido probar entre otras cosas por que los tóxicos volátiles no se buscaron en los análisis y además por que aunque se hubiesen buscado pueden no dejar rastro, y una vez dormida, la acusada cogió el semen que unos días antes había comprado a unos prostitutos, también probado por las declaraciones de estos y del encargado del prostíbulo, y lo distribuyo por boca, genitales y vagina de la víctima para simular un accidente sexual, a continuación le colocó una bolsa de plástico cubriendo totalmente la cabeza y la selló a la perfección con ayuda de una cinta adhesiva de 4 centímetros de grosor y 74 de longitud, dando con ella varias vueltas sobre cabeza y cuello con fuerte presión, esta fue la forma de matar, la muerte fue por asfixia y la intención al poner sobre la cabeza bolsa y cinta era de matar, tal y como manifestaron los peritos forenses. Se trata de una persona “fría, inteligente y calculadora” dijo el letrado, adjetivos que son extensibles al crimen, un crimen perfectamente planificado durante al menos dos años.
La acusación particular tildó a la acusada de psicópata, no le falta razón al probar la planificación minuciosa del crimen que durante cuatro años empezó a alimentar fingiendo una amistad con la víctima para ganarse su confianza, también le ayudo ser jefe de recursos humanos en la empresa donde trabajaba la víctima, donde se apoderó de todos los documentos que luego utilizó para suplantar su identidad, DNI, pasaporte, nóminas, vida laboral, DNI de la beneficiaria de los seguros de vida…,dichos documentos se encontraron en el piso de la pareja de la acusada, estaban escondidos por ella y ella misma lo reconoció. Pero sin duda lo más nítidamente demostrado es el móvil del crimen, lucrarse económicamente, más de una veintena de testigos han identificado a la acusada contratando préstamos por valor de unos 120.000 euros y seguros de vida, unos vinculados a los prestamos desde 2006 y otros no vinculados a los prestamos pocos meses antes del crimen que demuestran la intención inmediata de asesinar a Ana, por un valor total de 1.200.000 euros, la forma de cobrarlos sería suplantando la identidad de otra chica de la que la acusada tenía su DNI. Otras pruebas expuestas son la investigación policial que sitúa el teléfono móvil de la acusada en el entorno y la hora del crimen y todas las pruebas periciales de la policía, ADN, informática, fisionomía, grafismo, etc., inequívocamente condenatorias
Por otra parte, el letrado de la acusación de Barclays aportó otra prueba que aunque tarde consta de gran valor, en el primer contrato de préstamo suscrito por la acusada en BBVA lo hizo con la identidad falsa de Ana Páez pero cometió el error de dar sus datos reales de dirección y teléfono móvil.
El último abogado acusador en emitir sus conclusiones fue el de Caixa Manlleu, el cual ratificó lo dicho por sus colegas antecesores y enfatizó en la falta de responsabilidad de los empleados de las entidades financieras estafadas al no detectar la suplantación de identidad por parte de la acusada y excusarlo por la facilidad que tienen las mujeres en cambiar su aspecto físico mediante peluquería, maquillaje, etc.
Por su parte la defensa estuvo en su línea, poniendo dudas irracionales, mintiendo constantemente, dando pena haciendo ver al tribunal que no habían tenido tiempo de preparar la defensa cuando todos sabemos que era una maniobra perfectamente orquestada y apoyándose en pruebas compradas y manipuladas, como el relato peliculero declarado por los peritos encargados de realizar un estudio por la propia defensa en el que manifestaron que la muerte pudo ser consecuencia de un juego sexual sin argumentos creíbles, fue patético.
En fin, han sido cuatro largos y angustiosos años esperando un juicio que se celebró con contratiempos, planificados por la defensa, y ahora nos toca esperar una sentencia que si la justicia funciona en nuestro país solo puede ser condenatoria, la defensa pide la absolución y la acusación particular cerca de 30 años de prisión por asesinato, suplantación de identidad y fraude que han sido claramente demostrados.
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